domingo, 18 de marzo de 2012

Estratos sociales e ideología

Las movilizaciones sociales que vienen sucediéndose en España desde el surgimiento del movimiento 15-M y la agudización de la crisis económica han generado nuevos discursos de retórica de izquierdas que vuelven a dibujar la sociedad  de forma dual: nosotras somos las de abajo, y venimos a luchar contra los de arriba, o nosotras somos el 99% y ellos el 1%. Estos discursos responden a un hecho político claro, los gobiernos nacional y autonómicos deciden realizar ajustes para salir de la crisis económica (aunque está por ver que sus recetas generen crecimiento económico) recortando  las prestaciones de nuestro incompleto Estado de Bienestar, disminuyendo el gasto público en general, y abaratando el precio del factor trabajo (es decir, reduciendo los derechos de los trabajadores) para  mejorar la competitividad de nuestra economía de tal forma que aumenten las exportaciones de nuestros productos de cara al exterior.

Por lo tanto, quienes defienden los mencionados discursos dualistas están armados de razones para hacerlo, pero yo quiero preguntarme, ¿Realmente estas percepciones son hegemónicas dentro de la sociedad? ¿Estos discursos son respaldados por amplios sectores sociales de la población?

Las cuestiones son difíciles de responder y requerirían de un estudio más detallado, pero analizando el cruce entre la variable de autoubicación ideológica(1)  y el tipo de empleo que tienen los entrevistados (o el último que tuvieron en caso de estar en paro) en el barómetro del CIS de Enero de 2012(2), nos encontramos con datos como los siguientes:

- Entre los técnicos profesionales científicos e intelectuales, un 32,6% se considera de izquierdas (casillas entre 1 y 4) y un 17,5% de derechas (casillas entre 7 y 10). Esto indica una mayor proporción de personas progresistas en este estrato, un estrato fundamental para dirigir los procesos de producción y administración del país. 

- Sin embargo en una categoría de estatus inferior, en los técnicos y profesionales de apoyo, las diferencias entre izquierda y derecha tienden a mitigarse, los autoubicados en la izquierda suponen un 31,1% mientras que se sitúan en la derecha suponen un 26,1%, la diferencia de 15 puntos porcentuales  del estrato anterior se reduce  a tan sólo 5 puntos . 

- Si pasamos a analizar a los estratos con ocupaciones que implican un trabajo manual se puede observar como la izquierda ha perdido terreno entre los artesanos y trabajadores cualificados de la industria, las posiciones de izquierda entre ellos representan un 31,1%, mientras que las de derecha un 26,4%. Una diferencia de un 4,7%  que parece irrisoria tratándose del estrato sobre el que tradicionalmente han descansado las bases del movimiento obrero, y por ende, de la principal fuerza motriz de la izquierda. En los operadores de maquinaria y montadores la diferencia entre los trabajadores de izquierdas (27,9%) y de derechas (17,8%) se mantiene con alto grado de significatividad,  un 10%.

- Aunque el dato que a mi juicio es más importante para entender muchos aspectos de la vida política de España es el siguiente: el 18% de los trabajadores no cualificados se consideran de izquierdas, frente al 26,4% que dicen ser de derechas, 8,4 puntos porcentuales de diferencia, sólo ocurre algo similar entre los directivos de empresas y de administraciones públicas (11,9% de izquierdas y  26,7% de derechas) aunque en este caso, la hegemonía de la derecha quedaría explicada por las posiciones estructurales de sus miembros dentro de los procesos productivos y administrativos.

Por lo tanto, dicotomizar la lucha entre la izquierda y la derecha en términos clásicos (o no tan clásicos) y dualistas tiene razón de ser interpretando indicadores macroeconómicos, y analizando las políticas neoliberales que se vienen practicando durante las últimas décadas, tal y como hago en mi primer artículo del blog, sin embargo, la interpretación de la situación que hacen los distintos actores sociales es distinta, y es sabido que las visiones subjetivas de los mismos tienen repercusiones fundamentales en el desarrollo social ulterior.

Las políticas sociales que han practicado las izquierdas durante el siglo XX han provocado una serie de mejoras irrebatibles que han repercutido especialmente en las capas desfavorecidas de la sociedad (aumento de la esperanza de vida, del nivel educativo y cultural, del poder adquisitivo, etc) Sin embargo, actualmente gran parte de estas capas, en algunos casos la mayoría de las mismas, reniega de los actores institucionales (partidos políticos de izquierda y sindicatos) que  han hecho posibles dichas mejoras. 

Atrás quedaron los tiempos en los que la izquierda aglutinaba a grandes masas de trabajadores manuales, principalmente de la industria o de sectores del transporte y las comunicaciones, actualmente las posiciones de izquierda son defendidas principalmente por profesionales con alto nivel intelectual que suelen tener una edad avanzada y constituyen el grueso de la administración de partidos políticos progresistas y sindicatos. O bien por jóvenes que aspiran a alcanzar las posiciones de clase media-alta correspondientes a su grado de cualificación, pero se encuentran con unos índices de paro y precariedad inauditos en la mayoría de países de la UE-15, y ante la incapacidad de las organizaciones de izquierda tradicionales para dar respuesta a sus problemas se organizan en movimientos emergentes como Democracia Real Ya o el 15-M(3).

Aunque no se debe desdeñar el peso que todavía continúan teniendo muchos sectores de las capas trabajadoras manuales dentro de la izquierda, a pesar del descenso del mismo, los trabajadores de izquierdas siguen siendo mayoritarios en muchos sectores, si bien los obreros con mayor grado de participación en los movimientos sociales y políticos (partidos políticos, sindicatos, asociaciones de vecinos) cuentan con una edad avanzada y no hay un reemplazo generacional suficiente para suplirles.

Ante esta debilidad estructural de las viejas organizaciones obreras, las capas más desfavorecidas por el modelo de desarrollo neoliberal viran paradójicamente hacia posiciones ultraconservadoras(4) buscando mantener el nivel de vida relativamente alto que han alcanzado en las épocas de crecimiento de la economía española. La tradicional creencia en que la derecha es más eficaz a la hora de gestionar los problemas económicos (según el barómetro del CIS de Octubre de 2011,un 40,2% de los entrevistados prefería al PP para gestionar la economía frente a un 21,1% que prefería al PSOE) y la mayor beligerancia del PP con la inmigración [ya que no hay que olvidar que los sentimientos antiinmigratorios son más frecuentes entre las capas más desfavorecidas(5)] son factores que explican el viraje a la derecha de dichas capas, un fenómeno que también se ha dado en la mayoría de países europeos, aunque en ellos  ha propiciado un gran aumento de los partidos de extrema derecha populistas, algo que no ha ocurrido en España.

Por lo tanto, las divisiones entre los de arriba y las de abajo o similares, pueden ser acertadas para movilizar a importantes segmentos de la población, pero no pueden ser utilizadas como términos analíticos si nos referimos a las posiciones ideológicas de la sociedad. Actualmente gran parte de la base social de la izquierda tiene (o tenía antes de la crisis) unos ingresos medio-altos y unas formas de vida acomodadas, mientras que la base social de la derecha se alimenta de un sector importante de personas que no alcanzan los ingresos mínimos para poder subsistir, como parados o jubilados con pensiones irrisorias. Más allá de los juicios de valor que se puedan emitir acerca de tales posturas, la realidad es esa, y por equivocados que puedan parecer ciertos posicionamientos, obedecen a causas fundamentadas en cierto grado.

La realidad en ocasiones es más compleja que los relatos ideológicos que han construido las narrativas identitarias de la izquierda durante el siglo pasado, es algo que debe ser asumido, y es imprescindible tenerlo presente a la hora de elaborar programáticamente alternativas basadas en principios tales como la justicia social, la solidaridad o el respeto a los derechos individuales y colectivos.

Notas:
(1)     Medida con una escala en la que 1 es extrema izquierda y 10 extrema derecha, siendo 5 y 6 el centro.

(2) Resultados obtenidos de los cruces según la variable de ideología política. http://www.cis.es/cis/export/sites/default/-Archivos/Marginales/2920_2939/2927/Cru292700IDEOL.html


(3)     Con esta afirmación no quiero decir que la inmensa mayoría de los participantes en estos movimientos y plataformas sean de este perfil, pero si lo son la mayoría de sus representantes y portavoces, jóvenes con estudios universitarios y poca estabilidad laboral en su inmensa mayoría.

(4)    En este caso estamos ante un proceso dialéctico, ya que las capas populares abandonan su afinidad como consecuencia de su debilidad, y su vez dicho abandono agudiza su debilidad.

(5)     Véase CIS Estudio 2846. Actitudes hacia la inmigración