Soy
uno más de los que el 7 de Abril del 2011 acudió a la manifestación
de la recién creada plataforma Juventud sin Futuro para reivindicar
los derechos que desde muy temprana edad nos han prometido desde
todas las instituciones socializantes: una vivienda, un curro
estable, unos servicios públicos de calidad, un fácil acceso a la
cultura en su término más amplio; en definitiva los derechos que
hacen que una pueda tener un proyecto de vida propio. En aquella
manifestación sentíamos que estábamos en vísperas de algo grande,
y efectivamente, fue la chispa que incendió el actual ciclo de
movilizaciones emancipatorias, dando lugar un mes después a la gran
demostración de poder popular que supuso el 15-M.
Hasta
aquel entonces la Tierra era plana, y casi nos creíamos los
calificativos despectivos con los que nos trataban los sectores
vinculados a la oligarquía dominante del país, que tiene en su
poder todos los medios de comunicación de masas. Los ni-nis, las que
sólo se mueven por el botellón, la generación del pasotismo y la
falta de valores, condenados a un infantilismo permanente e incapaces
de valernos por nosotras mismas. Una mentira repetida miles de veces
se convierte en una verdad, y la intencionalidad de proyectar esa
imagen de la juventud era obvia, pararnos, callarnos, tapar nuestras
bocas para que las verdades no saliesen disparadas con la fuerza de
aquel que tiene la razón.
Al
sistema le sobramos, nos dijeron que estudiando duro y aprendiendo
idiomas tendríamos un porvenir asegurado, y una vez que hemos
seguido el camino preestablecido nos encontramos con que el final es
un callejón sin salida, “dicen FP o carrera pero nada de la mierda
que te espera” rimaba el mc por excelencia del Hip-Hop nacional.
Callejón sin salida que se traduce en datos escalofriantes,
empezando por el 52% de paro juvenil, que deja un 48% restante en el
cual la amplia mayoría soportamos trabajos mal remunerados,
temporales y que no se corresponden con nuestro nivel de
cualificación. A esto se le suma la devaluación de la alternativa
por excelencia ante la falta de oportunidades de encontrar un curro,
seguir estudiando. Mientras uno continua con sus estudios aplaza el
problema de la inserción en el mercado laboral y lo hace adquiriendo
conocimientos útiles para el futuro, pero la criminal subida de
tasas académicas, especialmente en Universidad pero también en FP,
hacen casi imposible que los jóvenes de la clase obrera puedan
seguir adelante con su formación.
El
elevado desempleo y el cada vez más inaccesible sistema de educación
superior dejan tras de sí secuelas no tan fácilmente cuantificables
y ocultadas por los medios de comunicación del régimen oligárquico:
depresión, falta de autoestima, ansiedad, aumento del consumo de
estupefacientes para evadir la realidad; situaciones duras que se
pueden ver tanto en tú barrio como el mío. A otras ya no les vemos,
porque nos empujan fuera del país,¿quién no tiene una amiga 'x'
que se fue a currar de lo suyo a Reino Unido, o un amigo 'y' que se
ha ido hace unos días a Berlín y no para de echar currículums en
todas las tiendas y restaurantes? Más dramáticos si caben son los
casos de chavales que se sumergen más en el pozo de la exclusión
social a cada día que pasa, no terminaron los estudios pero en los
años del 'boom' económico fueron encontrando trabajos para ir
tirando, ahora llevan meses en el paro, ya sin prestación de
desempleo, y han dejado incluso de mirar infojobs porque saben que
cualquier búsqueda va a ser en balde.
Para
nosotras planificar a medio y largo plazo es una quimera, en muchas
ocasiones no sabes ni que horario vas a tener la semana que viene;
somos las hijas de la incertidumbre. Incertidumbre por saber si te
van a renovar el contrato, incertidumbre porque las horas van pasando
y todavía no te han llamado de la entrevista de trabajo que hiciste
hace unos días, incertidumbre porque dentro de una semana haces la
maleta para irte al extranjero y no sabes que te deparará el
porvenir una vez allí. Lo que nos toca vivir es jodido y no hay
visos de solución para nuestros problemas dentro de una vorágine de
cifras macroeconómicas, primas de riesgo, genocidios mercantiles y
recomendaciones reaccionarias de la UE pidiendo más ajustes, pero
ante este sombrío panorama yo me planteo ¿acaso lo tuvieron fácil
quienes nos precedieron? Generaciones anteriores de trabajadores, de
gente humilde, han sufrido hambre, guerra, la represión de la
dictadura fascista, el atraso social y económico que ha
caracterizado a España durante siglos, y sin embargo, a base de
esfuerzo, de derramar sangre sudor y lágrimas, han trazado entre la
maleza una senda que propició grandes mejoras para las condiciones
de vida de las capas populares. El 7 de Abril y 15 de Mayo de 2011,
el 14 de Noviembre de este año (día de las gigantescas
manifestaciones contra el gobierno al calor de la Huelga General)
sentí que estamos comenzando a trazar nuestro propio recorrido,
recogiendo el testigo de todos aquellos que dieron su vida por la
causa del bienestar de las mayorías.
Amigas,
no cabe la resignación, tenemos que avanzar en la construcción del
poder popular que nos conduzca al progreso social y a la emancipación
como pueblo.
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